viernes, 26 de julio de 2013

LA FLOR DE LA CUCURBITÁCEA...
la flor de la totana,
te deja sola cada mañana.
Y yo, por la tarde
veo tu cara,
y me alejo y te dejo
en boca del aire,
el humo en tu boca.
Nácares ríen. Adiós.
Hasta mañana. Larga espera.
Para la nada.
Huyo, lo reconozco. Una sombra.
En el pasillo más sombras,
bajo una luz mortecina:
tu sonrisa.
Te dejo para ver a mi equipo,
me escapo.
Me exilio voluntariamente
de la felicidad bicéfala
que murmura por la tarde
en nuestro salón.

Sin duda la noche caliente
cierne sobre nuestro ánimo una venda,
el humo transpira oxígeno,
no puede más.

Ahogados cada jornada,
con un surco en la frente y bajo los párpados
ríos que enturbian la vista; y además,
tus ojos hablan.

Y todo lo que piensan me lo quedo,
lo trago y lo macero
para quererte como te quiero.

No soy el lobo que  aúlla,
soy el que observa la luna, tranquilo,
transformándose en retrato certero de la tozudez
de la férrea lengua
que cada tarde y todas las madrugadas,
ensarta tus debilitados ánimos
y los hornea, aniquilándolos.

Y pensar que antes tu eras
la que más hablaba....

A la luz del sol,
brilla,
la flor de la totana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario