jueves, 18 de abril de 2013



PEREZA

La verdad es que no me

provoca ninguna sensación

nueva el hecho de que

Marcelino Camacho esté

ahí, perenne, con el puño

en alto, clavado a la

pared.

No me sorprende la

 dejadez de los rayos de

luz al entrar a esta

estancia.

No lo consigue la ventana,

con su monotonía,

ni el polvo de la estantería,

tampoco lo demás.

Un ventilador de sucias aspas

remueve pereza acumulada.


los años pasan como cuchillos sobre tu garganta, primavera-verano 2012

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